El Norte de Italia
Protegida por los Alpes, es la parte de Italia en equilibrio entre la modernidad y la historia. De oeste a este, de Turín a Venecia, siguiendo el camino del gran río Po, es una sucesión de lugares radiantes donde el desarrollo no ha borrado la tradición. Un camino que te encantará, incluso por la comida.

Alrededor de la joya de la laguna de Venecia, también hay un mundo de ciudades y pueblos ricos en historia y en paisajes sublimes, todos reflejando la belleza de la llamada Serenissima (Venecia).

La tranquilidad y la paz de los lagos italianos refleja las maravillas de las villas históricas con sus exuberantes jardines llenos de color. Lago Mayor, Lago Como y Lago Garda te dan la bienvenida con su abrazo.

Dicen que es la capital económica de Italia, pero por supuesto es la capital de todas las últimas tendencias en el país en cuanto a la moda y a la arquitectura. Todas las novedades salen de allí, pero también se pueden contemplar sus obras maestras de antigua belleza, como la Catedral o la Última Cena, que solo son una pequeña muestra
del arte de la ciudad.

Una ciudad imperial que se ha vuelto industrial y que ahora ha recuperado su lugar de honor entre las ciudades más grandes y más bellas de Italia. Todavía se puede sentir en sus calles y en sus edificios la atmósfera suntuosa y elegante del Reino de Saboya, con sus decenas de tiendas históricas muy hermosas, que hoy en día siguen abiertas para ser disfrutadas.
Es el corazón de Italia en todos los sentidos: aquí nació gran parte de la cultura y del arte que ha contaminado el resto del país y del mundo; aquí nació la lengua Italiana que ahora une a los diferentes pueblos de las regiones. Visitar esta parte del país significa descubrir muchos de sus secretos.

La gran capital de Italia se revela en toda su majestuosidad eterna con los vestigios del Imperio hasta las obras maestras del Renacimiento, del Barroco y de la catolicidad: plazas, museos, iglesias y catedrales.
Y mucha, muchísima comida sabrosa.

Florencia es una joya que brilla con luz propia, pero la Toscana es un paraíso de impresionantes paisajes y de ciudades en las que las huellas de la grandeza de la Edad Media y del Renacimiento
te dejará sin palabras.

Además de Florencia, Toscana es el hogar de un paisaje que cautiva con sus suaves colinas, sus viñedos, y los campos de girasoles que se han convertido en el símbolo de la ciudad. Vinos y gastronomía inolvidables se alternan a las ciudades medievales casi intactas y llenas de una historia que aún palpita en las calles pavimentadas.

Colinas, montañas y valles se extienden en esta
pequeña región que es una mezcla de pueblos antiguos.
Lugares marcados por una historia milenaria y una
herencia franciscana de profunda espiritualidad:
desde allí, un mensaje de paz al mundo entero.
Esta es la Italia del sol, del mar más cristalino y prístino, de las culturas antiguas que sentaron las bases de todo el desarrollo artístico y cultural. Descubrir el sur de Italia y sus magníficas vistas significa descubrir el alma
más mediterránea y profunda del país, rica en luz y calor.

El Monte Vesubio se impone e irradia la luz de su grandeza
hacia esta maravillosa ciudad llena de sorpresas
y cuyo ritmo de vida palpita en cada rincón:
luces, sabores y olores en la magnificencia de su antigua gloria.

Mar y cielo se encuentran en el horizonte, frente a rocas escarpadas que dan al mar creando pequeños fiordos. Y los colores de las casas con vistas espectaculares, rodeadas por olores sublimes de limones
y plantas de floración perenne.

Los tesoros de estas dos ciudades en las laderas
del Vesubio fueron enterrados durante siglos bajo la lava.
Gracias a las excavaciones saliron a la luz, casi en su totalidad
y en toda su belleza histórica: visitarlos será como
realizar un impresionante viaje en el tiempo.

Un territorio que empieza en las fantásticas playas del Mar Tirreno
y llega hasta las colinas de la zona interna, rica de vegetación exuberante, formada por arroyos, bosques de castaños y encinas
y salpicada por pueblos de muchas tradiciones. Mito y mistero enriquecen el territorio, partiendo por la antigua ciudad de Paestum.

Las grandes civilizaciones antiguas le han dado forma a lo largo de los siglos y han dejado sus huellas en los templos majestuosos. Luego la naturaleza hizo el resto, regalándole sus maravillosas
costas y las ciudades barrocas.

Una región aún por descubrir, cuyo potencial es realzado
por un mar pacificante y por su exuberante vegetación.
Aquí la historia ha dejado huellas indelebles de civilizaciones
antiguas y muy ricas.